viernes, 12 de abril de 2013

Esta poesia se la dedico a todas las madres del mundo,pero quiero hacer un énfasis muy profundo en esta dedicatoria hacia mi madre que aunque ya no está entre nosotros sé que me estará escuchando porque mi madre siempre supo escucharme.

Es triste la vida cuando piensa el alma,
triste es vivir si siente el corazón,
y nunca se goza de ventura y calma,
si se piensa del mundo en la ficción.

No hay que buscar del mundo los placeres,
pues que ninguno existe en realidad,
no hay que buscar amigos ni mujeres
que es mentira el placer y la amistad,

Es inútil que busque el desgraciado
quien quiera su dolor con el partir,
sordo le deja el mundo  sin aliviar
su mísero vivir.

La virtud y el honor,
solo de nombre existen
en este mundo engañador,
un juego la virtud es para el hombre
un fantasma no más es el honor.

No hay que buscar palabras de ternura
que le presten al alma algún solaz ,
no hay que pensar que dure la aventura
poque en el mundo el placer siempre es fugaz.

Esa falsa deidad que llaman gloria
es del  hombre tan solo una ilusión
que siempre está patente en su memoria
alagando traidora el corazón.

Todo es mentira lo que el mundo encierra
que el niño no conoce por su bién,
entonces la niñez sus ojos cierra
y en un tiempo ami me los cerró también.

En aquel tiempo el maternal cariño
como un edén el mundo me pintó
yo lo miré como lo mira un niño
y mejor que un edén me pareció.

Lleno lo ví de fiestas y jardines
donde tranquilo imaginé gozar
oir pintados colorines
y escuché de fuente el murmurar.

Yo apresaba la blanca mariposa
persiguiendola ansioso en el jardin
bién al pararse en la encarnada rosa
o al posarse despues en el jazmín.

Miraba al sol sin que jamás su fuego
quemase mis pupilas ni mi tez
porque entonces lo miré con laz
y el sosiego que infunde la niñez.

Mi vida resbalaba entre delicias prodigadas
¡oh madre por tu amor! cuantas veces entonces tus
caricias acallaron mi llanto y mi clamor,
cuantas veces durmiendo en tu regazo en pajaros y flores yo soñé
cuantas me diste ¡oh madre! un tierno abrazo
porque alegre y risueño te miré.